martes, 23 de septiembre de 2014

1. Diferencias entre literatura y publicidad

La literatura y la publicidad son disciplinas que, si bien coinciden en algunos puntos como actividades de desarrollo creativo que son, presentan diferencias fácilmente reconocibles.

 En primer lugar, quizá como contraste más importante, hay que tener en cuenta que, en la publicidad, como es evidente, es la marca publicitada el foco de atención, lo cual quiere decir que el autor publicitario no es reconocido, además de no ser relevante para el consumidor. Aunque es cierto que en la literatura (sobre todo  en siglos pasados) encontramos obras anónimas, no suele ser lo normal: el autor literario quiere ser reconocido, firma con su nombre a la espera de un reconocimiento que no es necesario en el ámbito publicitario. La vida del autor literario está en muchas ocasiones, además, intrínsecamente ligada a su obra, lo cual facilita un estudio de la misma, y esto no es necesario cuando hablamos de publicidad.

A la hora de analizar la diferencias entre ambas actividades también hay que tener en cuenta que la publicidad siempre es por encargo, lo cual no ocurre generalmente con la literatura, aunque puede darse, pero atendiendo a otras circunstancias. El autor publicitario no da rienda suelta a su imaginación sin límites, lo cual contrasta con la mayoría de obras literarias.

Por otro lado, el lenguaje es importante tanto en literatura como en publicidad pero, claro, con rasgos distintivos. La publicidad, antiguamente, comenzó teniendo un tono muy imperativo. Lo importante era que el consumidor comprara el producto, y los rasgos estilísticos no importaban tanto. Sin embargo, hoy en día la publicidad utiliza la función apelativa: sabe lo que quiere el cliente y cómo lo quiere. De este modo la publicidad, aunque más exhaustiva, también en muchos casos es mucho más sugerente.  Sin embargo, en la literatura lo que importa, generalmente, es reflejar las emociones. El autor, con la función expresiva, plasma su visión del mundo y sus sentimientos.


Pero, en cuanto a publicidad, lo primero en lo que se piensa es en la comercial, la que nos llega desde la época de la Revolución Industrial, y no sólo existe este tipo. La publicidad está muy presente en la religión, siempre intentando aumentar el número de adeptos o fieles mediante su propaganda particular, lo cual es una prueba irrefutable de su vinculación con la literatura.

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