Existen hoy en día varias maneras
de difundir un libro:
- Autoedición: directamente (yendo a la imprenta) o camufladamente, dentro de una editorial que se dedique a ello.
- Edición editorial en sentido estricto. Lo que caracteriza a una editorial es que selecciona aquello que va a publicar y corre con los costes.
Pero, además, hay que tener en
cuenta el trabajo del distribuidor, que ofrece libros a las librerías. El
librero es el último componente del trabajo que conlleva un libro, que escoge
entre lo que le ofrece el distribuidor, pero no es este un mero almacenista: es
el encargado de colocar los libros para venderlos, labor importante si tenemos
en cuenta que, gracias a ello, el lector puede fijarse más o menos en una obra.
Tiene mucho que ver con el trabajo publicitario, por tanto. Es, en definitiva,
un proceso complejo, pues los libros son productos muy diversos, al igual que
son diversos los gustos de los lectores.
La publicidad influye mucho en el
mundo literario, como ya hemos señalado. Se aprecia tanto en la portada, que
tiene que ser, por lo general, llamativa, y en la contraportada, donde se nos
vende el libro de manera indirecta. Hablando de esto, existen dos tipos de
publicidad dentro de este ámbito:
- Directa: un editor publica un libro y paga a los medios para conseguir un espacio publicitario. Es, sin embargo, muy costosa, y no es posible que una editorial pueda publicitar así todos sus libros.
- Indirecta: gratuita y necesaria, al fin y al cabo. Viene dada por las noticias culturales o las reseñas sobre libros. Las noticias sobre libros vienen motivadas también por premios literarios, por presentaciones y por firmas, así como por la crítica literaria.
En conclusión, a promoción de un libro pretende hacerlo
visible. Lo fundamental para que un libro se venda es algo sencillo: es
necesario que el lector lo encuentre.
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