El pasado jueves 23 de octubre,
la Facultad de Filosofía y Letras de Oviedo recibió a John Banville, primer irlandés
galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Letras. En el acto,
celebrado en la biblioteca de la facultad y coordinado por Socorro Suárez, el
escritor respondió a las preguntas de dos profesores y dos alumnas: Juan Tazón,
Luz Mar González, Jennifer Galligan y Ángela Suárez.
Más adecuado sería decir que
recibimos a dos grandes autores, pues bajo el nombre de Benjamin Black, un
alter-ego que nace hace tan solo ocho años al margen de las novelas como el
propio John Banville, el irlandés escribe de una manera muy diferente, al
estilo de novela negra con historias con tintes oscuros. Gran parte de las
peguntas giraron en torno a este asunto: “Todos somos dos personas distintas,
el tipo que sale de la cama de su amante ya no es el mismo cuando se encuentra
en la calle con su mayor enemigo” dijo el escritor, defendiendo esa “doble
personalidad” que le caracteriza. La diferencia entre ambos nombres también
radica en el proceso creativo, tal y como explicó. Como Black suele escribir a
ordenador, de manera rápida, con voluntad de ser buen artesano, mientras que
bajo la firma de Banville se esconde un trabajo quizá más profundo, redactando “frase
a frase” a mano. El autor se centró en esa diferencia entre ambas voces que se
desdoblan, procedentes en de una sola persona, mérito que fue reconocido por
los asistentes.
Banville insistió en su
fascinación por el pasado y cómo el ser humano no ha cambiado tanto como puede
parecer. También habló de sus comienzos en el mundo literario remontándose a
los años 70, comentando sus errores y
cómo aprendió de ellos, como todo buen escritor, en relación a su primera
novela histórica, Copérnico (1976) de
la que, confesó, no está especialmente orgulloso a día de hoy al estar escrita en un tiempo en
el que aún estaba encontrando su propia voz.
Después de tratar incluso temas
sociales sobre el país natal del autor, el acto se cerró con un gran aplauso
por parte de los asistentes. La decana, Cristina Valdés, le invitó a destapar
una placa que conmemora su visita a la facultad, distintivo que será colocado
junto a las de otros galardonados que visitaron el campus, como Antonio Muñoz Molina o Leonard
Cohen.
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