Víctor Botas fue un destacado escritor
asturiano perteneciente a la generación del 68. Se licenció en la carrera de
Derecho y ejerció durante varios años, compaginando su trabajo con la escritura
y la enseñanza universitaria. Aunque escribió textos narrativos, su labor más
reconocida dentro del mundo literario ha sido como poeta. Pero Víctor Botas
colaboró, además, en trabajos de distinta índole, tal es un anuncio
publicitario de los años ochenta para una tienda de ropa infantil ovetense, Pigüi, objeto de este comentario.
Este
anuncio, entre muchas otras cosas relacionadas con el escritor (manuscritos,
fotografías…), puede verse desde el pasado 27 de octubre en la Biblioteca de
Asturias Ramón Pérez de Ayala (Oviedo) en una exposición que se podrá visitar
hasta el 16 de noviembre.
El anuncio, aparentemente
prosístico, parece esconder una versificación que sale a relucir con el ritmo
de su lectura, y resulta característica del autor. Así podríamos escribirlo una
vez “extraído” de la prosa:
En aquella Bagdad de Las Mil y Una Noches
un rico mercader de luengas barbas
quizás te ofrecería lentas ropas de púrpura
o sedas temblorosas, tan frescas como el agua.
Pero esto no es Bagdad ni tampoco nosotros
un rico mercader
(has de fijarte: en Pigüi
no tenemos siquiera un mal mostacho
que llevar a la boca).
Así que sólo moda
de esa «prêt-à-porter» podemos ofrecerte;
moda igual a la de
alguna que otra tienda —no son muchas—
de esta ciudad prosaica y burguesota.
(Bueno, igual del todo no:
lo nuestro —ya me entiendes —suele ser
un poquitín distinto).
Vemos cómo este “poema disfrazado”
comienza con una alusión literaria a Las
Mil y Una Noches, recordándonos a los propios cuentos que se relatan en
esta famosa obra. La adjetivación es un rasgo característico de la poesía, y
aquí aparece varias veces, por ejemplo en lentas
ropas de púrpura. Los paréntesis, frecuentes en la poesía de Víctor Botas,
son destacables en el anuncio. Juega con la ironía en varias ocasiones: el
mercader del que habla al principio, de luengas
barbas, no se parece a los que representan Pigüi: no tenemos siquiera un
mal mostacho que llevar a la boca. Por otro lado y refiriéndose a Oviedo, esta ciudad prosaica y burguesota, cabe destacar ese sufijo inusual en la
última palabra, otorgándole a la ciudad un tinte caricaturesco.
Un texto no suele acabar con un
paréntesis, siendo estos utilizados, normalmente, como apuntes que se pueden
omitir, pero observamos cómo este sí termina de este modo, de nuevo utilizando
la ironía y recordándonos, quizá, a una confidencia: Lo nuestro —ya me entiendes— suele ser un poquitín distinto. La
palabra poquitín destaca, es un
diminutivo característico de Asturias, pero también puede estar utilizado como
rasgo infantil (no debemos olvidar que se anuncia ropa para niños).
En conclusión, tras este breve
comentario, el anuncio parece una buena técnica publicitaria, a pesar de que a
primera vista pueda parecer lo contrario debido a la extensión del texto. El
impacto que en su día provocó en los lectores seguramente hizo que recordaran
la marca en cuestión, jugando con una llamada de atención singular.